IMPEDIMENTOS PARA RECIBIR RESPUESTA A LA ORACIÓN


CAPITULO 9

IMPEDIMENTOS PARA RECIBIR RESPUESTA A LA ORACIÓN

Además s de los obstáculos descritos en el capítulo anterior, hay impedimentos espirituales y emocionales en nuestras oraciones, los cuales debemos tratar si deseamos tener una verdadera confraternidad con Dios y recibir respuestas a nuestras oraciones. 

Algunos de estos impedimentos han sido discutidos en otras secciones y contextos de este libro. 

Sin embargo, los he incluido aquí de manera más sistemática para que podamos reconocer y entender los mayores obstáculos que entorpecen nuestras oraciones, y, por consiguiente, tratar con ellos más efectivamente.

1. PECADO

Primero, debemos reconocer el impacto del pecado en nuestra vida. 

Según dice la Biblia, hay "abundancia" de pecado (Santiago 1:21), y nuestra naturaleza caída es causa de muchos problemas y malos entendidos con respecto a nuestra fe, obediencia y oraciones. 

"Por lo cual, desechando toda inmundicia y abundancia de malicia, recibid con mansedumbre la palabra implantada, la cual puede salvar vuestras almas. 

Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos" (vv. 21- 22). 

Cuando hay pecado-especialmente pecado voluntario en su vida y usted no obedece la Palabra, Dios no le escucha.

Usted no recibirá Su favor. 

Isaías 59:2 nos dice, 

"pero vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados han hecho ocultar de vosotros su rostro para no oír" 

y Salmos 66:18 dice, 

"si en mi corazón hubiese yo mirado a la iniquidad, el Señor no me habría escuchado".

Primera de Juan 3:22 dice, 

"y recibimos todo lo que le pedimos porque obedecemos sus mandamientos y hacemos lo que le agrada" (NVI, el énfasis fue añadido).

Sin embargo, cuando pecamos, 1ra Juan 2: 1 nos asegura que, 

"si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo". 

Las Escrituras también nos prometen:

“Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra (2d a Crónicas 6:14, el énfasis fue añadido).

2. TEMOR

Segundo, el temor es un impedimento significativo que debemos vencer ya que a menudo nos detiene de creer que podemos acercarnos a Dios en oración. 

Primera de Juan 4:18 dice, 

"en el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor lleva en sí castigo ['porque el temor involucra castigo', LBLA]. 

De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor". 

La idea de "castigo" en este versículo se refiere a nuestro temor de acercarnos a Dios porque pensamos que Él pueda recordar nuestro pecado o falta. 

Nos impide de tener libertad y confianza al orar.

Tememos pedirle a Dios cualquier cosa porque creemos que Él tiene algo en contra nuestra. 

Este tipo de temor bloqueará su fe, y, por ende, sus oraciones serán ineficaces.

La Biblia dice que "el temor involucra castigo". 

Este temor le inmoviliza, drena la energía de su cuerpo. 

Esto le lleva a preocuparse sin sentido.

EL TEMOR ES TENER FE EN LO QUE PUEDA SALIR MAL EN VEZ DE TENER FE EN LO QUE PUEDA SALIR BIEN.

 El temor es tener fe en lo que pueda salir mal en vez de tener fe en lo que pueda salir bien. 

Es creer en lo que el diablo y otras personas le dicen en vez de creer en lo que Dios le dice a usted.

Cuando usted se presenta ante Dios, no importa cuál fue su pasado, no importa lo que usted hizo ayer e incluso lo que usted hizo esta mañana, cosas que fueron desagradables para Él. 

Si delante de Dios usted confiesa su pecado, se apropia de la sangre limpiadora de Jesús para purificarse de toda iniquidad (Véase 1ra Juan 1:9), 

Entonces Él le perdonará y usted podrá acercarse a Él como si nunca hubiera pecado. 

Ningún temor debe tomar lugar en nuestras oraciones.

Veamos nuevamente 1ra Juan 4:18: 

"El que teme, no ha sido perfeccionado en el amor". 

Ahora veamos el versículo diecinueve: 

"Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero". 

El versículo diecinueve tiene la solución para nuestro temor, para ese no haber "sido perfeccionado en el amor". 

Cuando nos damos cuenta que Dios nos amó primero y deseó establecer una relación con nosotros aun cuando no le conocíamos y vivíamos en pecado, es entonces cuando entendemos que podemos acercarnos a Él libremente y pedir perdón. 

Romanos 5:8 es eco de esta idea: 

"Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros" (el énfasis fue añadido).

Algunos creyentes piensan, "eso está bien para los que vienen a Cristo por primera vez, pero yo he sido cristiano por años. 

El hecho de que todavía peco me hace sentir un fracasado.

 ¿Cómo puede Dios perdonarme una y otra vez?" 

En realidad, ahora que usted es un creyente, usted está en mejor posición. 

Veamos Romanos 5:9: 

"Pues mucho más, estando ya justificados en su sangre, por él seremos salvos de la ira".

Tenemos la palabra de Jesús de que continuaremos siendo perdonados. 

Cuando Jesús le dijo a Pedro que él debía seguir perdonando a la otra persona, no importa cuántas veces esa persona haya pecado contra él (Véase Mateo 18:~1-22)" 

El reflejaba la actitud de Dios con respecto al perdono Isaías 43:25 dice 

"Yo, yo soy el que borro tus rebeliones por amor de mí mismo, y no me acordaré de tus pecados". 

¡Anímese!

Dios quiere que usted viva con la seguridad del perdón y siga adelante con Sus propósitos con toda confianza. 

"Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio" (2da Timoteo 1:7, NVI).

3. CULPABILIDAD

La culpa va relacionada al temor de no ser perdonado.

Algunas personas viven con un constante sentido de ser condenados por Dios; 

Por consiguiente, ellos siempre se sienten culpables. 

Sin embargo, Romanos 8:1-2 nos dice:

''Ahora pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme á la carne, mas conforme al espíritu. 

Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte".

SI DIOS DICE QUE HA PERDONADO SUS PECADOS, ENTONCES ÉL LOS HA PERDONADO

''Ahora pues, ninguna condenación hay" (Romanos 8:1). 

Es crucial que entendamos la verdad si hemos de acercarnos a Dios en oración. 

Recuerdo que en una reunión de oración hablé acerca de la libertad de la condenación, libertad que tenemos en Cristo.

Después de la reunión, alguien se me acercó y dijo, "esas palabras fueron tan importantes para mí; 

Antes pensaba que porque había hecho tantas cosas terribles en mi vida, Dios no iba a usarme nunca más. 

Me sentía como si Dios no quería que fuera parte de Su obra". 

Aun después de que algunas personas han sido perdonadas, puede que ellas asistan a la iglesia:

Adoren canten y parezcan estar felices, pero dentro de SI todavía se sienten culpables por las cosas que hicieron en el pasado. 

Su crecimiento espiritual fue impedido debido a que ellos pensaban que Dios usaría esos pecados contra ellos; 

De manera que ellos no se acercaban a Él en fe y amor perfectos.

Esta persona dijo, "yo pedí perdón, pero necesitaba escuchar a Dios decirme, 'está bien. 

Has sido perdonado"'.

Dios ha perdonado y olvidado su pecado, si es que usted lo ha confesado, se ha arrepentido y ha creído que ha sido cubierto con la sangre de Cristo. 

Hebreos 8:12 dice: 

"Porque seré propicio a sus injusticias, y nunca más me acordaré de sus pecados y de sus iniquidades".

Suponga que usted se encuentra en una reunión de oración o en un servicio de adoración; 

De repente, usted comienza a recordar cosas que usted hizo mal en el pasado-cosas por las cuales usted ya ha sido perdonado y limpiado, pero que continúan haciéndole sentir culpable. 

¿POR QUÉ SE SIENTE DE ESA MANERA? 

Algunas veces la culpabilidad viene por la falta de fe. 

Si usted todavía carga ese pecado en su corazón y mente, entonces usted duda que Dios le haya perdonado. 

Es por eso que la culpa llega nuevamente a su vida. 

El diablo usa esa culpa para minar su fe; 

Cuando usted ora, su fe es débil, y, sus oraciones no son contestadas.

La Biblia dice, "(Dios volverá a tener misericordia de nosotros; 

Sepultará nuestras iniquidades, y echará en lo profundo del mar todos nuestros pecados" (Miqueas 7:19),

y "Yo, yo soy el que borro tus rebeliones por amor de mí mismo, y no me acordaré de tus pecados" (Isaías 43:25). 

Dios elige no recordar nuestros pecados una vez que han sido perdonados. 

Él no permite que éstos entorpezcan nuestra relación con Él. 

He aquí lo importante de este hecho: Puesto que Él ha elegido olvidarlos, Él tampoco quiere que usted se los recuerde. 

No traiga a la luz bultos viejos cuando Dios no sabe de lo que usted está hablando. 

Dios es tan poderoso que si Él le ha dicho que ha olvidado sus pecados, entonces Él los ha olvidado. 

Si Él ya decidió olvidarlos, entonces no se los recuerde. 

¡Qué bendición!

Uno de mis colegas profesores solía decir, "después de que pedimos perdón, Dios coloca un cartel que dice, 'No pescar"'.

Él echa nuestros pecados al mar del olvido y nosotros no debemos salir a pescar ahí. 

Quizás nosotros decimos, 

"pero Señor, ¿te acuerdas lo que hice hace unos años? 

Eso todavía está en mi mente". 

Dios dice, "no sé de lo que hablas. 

Yo ya te perdoné.

Eso ya se me olvidó". 

Gracias a Dios que todo lo del pasado es perdonado y olvidado. 

Hemos sido limpiados de todo ello.

Si usted siente carga de culpabilidad sobre su pasado, usted puede entrar en la presencia de Dios sin sentirse condenado. 

No hay condenación para los que estamos en Cristo Jesús porque Dios ya nos perdonó por medio de Cristo.

Hebreos 10: 14 dice, 

"porque con una sola ofrenda [Cristo] hizo perfectos para siempre a los santificados" (el énfasis fue añadido).

Si en la actualidad hay pecado en su vida, cúbralo con la sangre de Jesús. 

Permita que Él eche su pecado en el mar del olvido para que usted pueda obtener el poder en la oración con Dios. 

Busque la reconciliación de sus relaciones rotas y restituya el mal que ha cometido, de acuerdo como Dios le guíe. 

Si usted peca en el futuro, pídale a Dios que le perdone y continúe el proceso de santificación en su vida. 

Acepte Su perdón y acérquese a Él una vez más con una fe confiada:

"Este es el pacto que haré con ellos. 

Después de aquellos días", dice el Señor: 

"Pondré mis leyes en sus corazones, y en sus mentes las escribiré", añade: 

"Y nunca más me acordaré de sus pecados y transgresiones". 

Pues donde hay remisión de éstos, no hay más ofrenda por el pecado. 

Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo, por el camino nuevo y vivo que él nos abrió a través del velo, esto es, de su carne, y teniendo un gran sacerdote sobre la casa de Dios, acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura (Hebreos 10:16-22).

4. SENTIMIENTO DE INFERIORIDAD

Las oraciones de algunas personas son impedidas porque ellos no creen ser lo suficientemente dignos de recibir una respuesta. 

Cuando usted tiene una baja opinión de sí mismo, eso es debido a que usted no conoce la verdadera opinión que Dios tiene sobre usted, la cual es revelada en Su Palabra. 

Este es un impedimento crucial que debemos vencer para que no sabotee nuestra vida de oración. 

Usted no podrá orar eficazmente si se avergüenza de sí mismo y no se considera digno de recibir lo que le pide a Dios.

LA BAJA OPINIÓN DE USTED MISMO NO PROVIENE DE DIOS. 

USTED ES VALIOSO PARA ÉL.

El primer capítulo de Efesios en un pasaje maravilloso que describe cómo Dios realmente se siente acerca de nosotros. 

Este fue de bendición especial para mí cuando fui adolescente.

En amor [Dios] habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo según el puro afecto de su voluntad, para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado, en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia que hizo sobreabundar para con nosotros en toda sabiduría e inteligencia, dándonos a conocer el misterio de su voluntad, según su beneplácito, el cual se había propuesto en sí mismo, de reunir todas las cosas en Cristo, en la dispensación del cumplimiento de los tiempos, así las que están en los cielos, como las que están en la tierra. 

En él asimismo tuvimos herencia habiendo sido predestinados ' (vv. 4-11, el énfasis fue añadido).

Fuimos escogidos en Cristo mucho antes de que la tierra fuera formada. 

Dios le ama tanto que Él ha derramado Su amor en usted. 

La baja opinión de usted mismo o el auto odio no proviene de Dios, sino del enemigo. 

El usa esas cosas como un insulto a Dios. 

Él no quiere que usted se dé cuenta que si Dios le amó tanto como para dar lo mejor que tenía, entonces el valor que usted tiene ante Él es incalculable.

En todo el capítulo de Hebreos lo nos dice cuán preciados somos para Dios. 

Ese capítulo habla sobre el hecho de que Jesús, nuestro Sustituto, pasó a ser el sacrificio o propiciación por nuestro pecado. 

Él redimió nuestras vidas. 

El resultado de esto es que "hermanos, [podemos tener la] libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo" (v.19). 

Este pensamiento también se encuentra en Hebreos 4:16:

"Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro". 

A la luz de nuestro valor en Dios, podemos tratarnos a nosotros mismos con respeto y podemos acercarnos a Él como hijos escogidos a los cuales se les ha dado "según las riquezas de su gracia" (Efesios 1:7).

Por ende, de la forma que una persona se sienta de sí misma jugará un papel importante en cómo se acerca a Dios en oración. 

Muchos no reciben respuesta a sus oraciones porque no creen merecer esa respuesta. 

Sin embargo, cuando usted tiene una correcta auto-estima como hijo redimido de Dios, usted no ora como mendigo. 

En cambio, usted presenta su caso con toda confianza. 

La oración no busca que Dios haga algo por usted haciéndole a Él sentir pena. 

Es más bien acercarse a Él sabiendo que usted no sólo merece lo que pide debido a la justicia de Cristo, sino que también tiene derecho a ello basado en Su Palabra.

USTED NO PUEDE SER QUIEN USTED ES SI USTED NO SABE QUIÉN ES USTED.

USTED ES HIJO DE DIOS.

Usted debe presentar la evidencia de Su Palabra como en un tribunal. 

Además, usted debe creer que cuando usted entra al tribunal de Jehová, Jesús se encuentra a su izquierda, que es el lado de los testigos (Véase Hebreos 7:25). 

El Espíritu Santo está a su derecha porque Él funge como consejero [o consolador] (Véase, por ejemplo, Juan 14:16-17). 

Lo maravilloso de entrar en el tribunal de Dios para alegar su caso es que el Juez es su Padre celestial, el testigo es su Hermano Mayor y el Espíritu Santo es su Consejero privado. 

¿CÓMO PODRÍA USTED PERDER EL CASO?

Jesús se presenta ante el Padre y testifica de su fe en Él.

Cuando usted no sabe cómo alegar su caso correctamente, el Espíritu Santo le ayuda en su debilidad. 

Cuando usted no está seguro de cómo citar las promesas, Él le ayuda con gemidos indecibles 
(Véase Romanos 8:26-27). 

Él le habla a Dios directamente del corazón de un consejero legal. 

Por consiguiente, cuando sus esfuerzos son inadecuados, usted tiene ayuda para orar.

Algunas personas creen que ellos no deben actuar con denuedo cuando oran. 

Ellos creen que más bien deben ser apacibles y aduladores en la oración, creyendo equivocadamente que Dios les tendrá por humildes y les otorgará sus peticiones. 

Debemos entender la verdadera naturaleza de la humildad. 

Humildad no significa que se debe tratar de ser lo que no se es. 

Primero que todo, una persona humilde sabe quién es. 

Él es una persona honesta.

Sin embargo, usted no puede ser quien usted es si usted no sabe quién es usted. 

Por eso resulta difícil acercarse a Dios en oración si usted no sabe quién es usted. 

Debemos darnos cuenta que no somos ángeles caídos que no pueden ser redimidos. 

Ni siquiera somos ángeles rectos, los cuales son siervos en la casa de Dios. 

Nosotros somos hijos de Dios y debemos acercarnos a Él como tales.

Cómo se sentiría usted si su hijo llegara a la casa arrastrándose por el suelo porque teme verle a la cara y decirle, 
"¿podría darme de comer hoy?". 

Eso sería afrenta a su amor, 

¿NO ES ASÍ? 

Algo anda mal si su hijo teme verle a la cara y pedirle alimento. 

Si usted es hijo de Dios, entonces usted debe ir con denuedo al trono y decir, "hola, Abba". 

Su padre le contestará, 

"¿QUÉ PUEDO HACER POR TI, HIJO? 

Recuérdame qué fue lo que te prometí". 

Entonces usted podrá presentar su caso.

Si usted estuviera en un tribunal y su abogado estuviera presentando el caso por usted,
 ¿Diría su abogado?, 
"señor juez, por favor, por favor déjelo libre. 

Le pido que lo deje libre".

Alegar su caso no significa que usted deba simplemente decir,

"¡Oh, Dios, por favor perdóname!" 

Alegar su caso significa que usted debe decirle a Dios, por ejemplo: 

"De acuerdo a Tu Palabra, Tú has dicho que, 'la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él' 
(Romanos 3:22). 

Estoy presentando Tus palabras como evidencia. 

Por lo tanto, creo que Tú me justificarás". 

Usted no podrá orar de esta manera si se siente temeroso o inferior.

Vaya usar un antiguo caso de estudio para demostrarle cómo ora la mayoría de personas. 

Jesús contó la historia de un hombre que se fue del hogar de su padre. 

El salió he hizo un enredo de su vida hasta que no le quedó nada-financiera, física, emocional o espiritualmente. 

Finalmente dijo, "iré a la casa de mi padre y le pediré que me haga uno de sus empleados". 

Este hombre tenía problemas de inferioridad.

El no tenía idea de cuánto su padre lo amaba y valoraba.

Cuando llegó a casa, su padre estaba tan emocionado que les ordenó a sus siervos que mataran un becerro gordo para la fiesta, que le pusieron vestidos nuevos y que le colocaran el anillo de autoridad en su dedo. 

El restauró el lugar del hijo en la familia. 

Antes de que el hijo dijera lo que había planeado decir, que era, "padre no soy digno de ser llamado tu hijo", el padre gozosamente le dijo, "¡mi hijo estaba perdido pero fue hallado!" 
(Véase Lucas 15:11-24).

¿QUIÉN COCINÓ EL BECERRO GORDO PARA EL MUCHACHO Y TOMÓ CUIDADO DE LAS OTRAS NECESIDADES? 

Los siervos, actuando por orden del padre. 

La mayoría de nosotros no entiende lo que la oración significa con respecto a nuestra relación con Dios. 

La parábola del hijo pródigo nos ilustra esta relación.

Cuando vamos antes Dios en oración, se supone que lo hagamos reconociendo quién dice Él que somos.

 Todos los que estamos en Cristo somos hijos de Dios.

 ¿QUIÉNES SON LOS SIERVOS? 

Son sus ángeles. 

"Ciertamente de los ángeles dice:

El que hace a sus ángeles espíritus, y a sus ministros llama de fuego" 
(Hebreos 1:7). 

Dios, de hecho, nos está diciendo a cada uno de nosotros,
 "tú no eres un siervo; tú eres un hijo.

Tus oraciones activan a los ángeles, quienes ministran bajo Mi autoridad". 

Con demasiada frecuencia oramos diciendo,

"Señor, soy Tu siervo indigno". 

A lo que Dios responde, 

"¿de qué hablas?, 

¡Tú eres Mi hijo amado!". _

Cuando Jesús fue tentado por el diablo, El respondió fuertemente usando la Palabra de Dios: 

"Escrito está: 

No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios" 
(Mateo 4:4). 

"Escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él sólo servirás" (v. 10). 

La Biblia dice que después de la tentación de Jesús, "vinieron ángeles y le servían" (v. 11). 

Cuando usted ora como hijo, usted activa a los ángeles y ellos salen a contestar su petición, conforme a la Palabra. 

‘‘ ¿No son todos los ángeles espíritus dedicados al servicio divino, enviados para ayudar a los que han de heredar la salvación?" 
(Hebreos 1:14, NVI),

Cuando ore, tenga presente quién es usted en Cristo y lo que Dios le ha prometido. 

Si no recibe respuesta inmediata, tenga cuidado de no permitir que los sentimientos de indignidad le hagan pensar, "no estoy seguro de que algo haya ocurrido".

Ya ocurrió. 

Puede que se tome una semana o veintiún días, como en el caso de Daniel. 

Puede que tome más tiempo. 

No obstante, su oración ha sido contestada y será manifestada.

Créame amigo, Dios escuchó lo que usted dijo. 

Eso quedó archivado. 

Los ángeles ya están listos. 

La oración que usted eleva, conforme a la Palabra, cambia las cosas.

Recuerde-usted no es un siervo, sino un hijo de Dios.

"Para alabanza de su gloriosa gracia, que nos concedió en su Amado" 
(Efesios 1:6, NVI). 

Dios le amó desde antes de la fundación del mundo. 

Cuando usted se alejó de Él por causa del pecado, Él envió a Su Hijo a morir por usted. 

Él le ha hecho digno en Cristo Jesús. 

Él le ha hecho coheredero con Su Hijo. 

Él envía Sus ángeles para ministrarle a usted. Por consiguiente, viva y ore como tal.

5. DUDA

“Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada. 

Pero pida con fe, no dudando nada;

Porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra. 

No piense, pues, quien tal haga, que recibirá cosa alguna del Señor. 

El hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos” 
(Santiago 1:5-8).

Aunque hemos tratado el tema de la duda en otras secciones del libro, ésta es un impedimento mayor en la oración que debemos estudiarlo brevemente aquí. 

La duda es hacer un gran alboroto ante Dios por algo que usted quiere que Él haga, luego que la oración acaba, usted mismo no cree una palabra de lo que dijo. 

Es como estar en una reunión de oración y decir, "Dios, creo en Ti", para luego salir de la reunión rezongando, "no estoy seguro de la oración que hicimos". 

Con eso usted demuestra que no cree porque no espera una respuesta o porque no hace los arreglos necesarios para recibir la respuesta.

Por ejemplo, si usted ora para que alguien en su familia sea salvo, anticipadamente usted puede comprar una Biblia para esa persona.

Eso es creer. 

Si usted ora para que alguien sea sanado, usted puede hacer arreglos para llevar a esa persona a comer. 

Dígale a esa persona, "te invito a cenar fuera". 

"¿Por qué?" 

"He orado para que seas sanado; 

Espero que seas sanado. 

Estoy haciendo los arreglos para ello. 

Cuando llegue el momento de que Dios manifieste tu sanidad, te llevaré a cenar".

CONFÍE EN LA GENEROSIDAD Y BONDAD DE DIOS, PONIENDO SU FE EN EL CARÁCTER DE DIOS Y SU PALABRA.

Las Escrituras nos dicen que debemos creer. 

"pídasela a Dios, y él se la dará, pues Dios da a todos generosamente sin menospreciar a nadie. 

Pero que pida con fe, sin dudar" (vv. 56, NVI). 

En vez de dudar, confiemos en la generosidad y bondad de Dios, poniendo nuestra fe en Su carácter y Palabra.


6. MOTIVOS EQUIVOCADOS


La Biblia dice que si sus motivos son equivocados, sus oraciones no serán contestadas. 

"Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites" 
(Santiago 4:3).

¿CUÁLES SON SUS MOTIVOS PARA ORAR? 

¿Le pide usted a Dios algo por medio de lo cual promover su propio ego o para cumplir con propósitos egoístas? 

¿O le pide usted a Dios que cumpla Su Palabra para que Su reino venga a la tierra?

Dios conoce nuestras necesidades y no está mal pedirle que Él las supla basado en Su Palabra. 

Jesús dijo: "Vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad, antes que vosotros le pidáis" 
(Mateo 6:8). 

Pero nuestro enfoque principal deberá ser el honrar a Dios y promover Sus propósitos. 

Cuando nuestras prioridades son correctas, podemos confiar en que Él suplirá nuestras necesidades diarias. 

Jesús nos prometió, No os afanéis, pues, diciendo: 

¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? 

Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. 

Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas 
(vv. 31 33).

Por consiguiente, cuando usted ore, examine cuáles son sus razones para orar. 

Pídale a Dios que le perdone por algún motivo equivocado que usted pueda tener y le permita desarrollar los motivos correctos por medio de la obra del Espíritu Santo en su vida. 

"Porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad"
(Filipenses 2:13).

7. AMARGURA

La amargura es algo peligroso, especialmente con respecto a la oración. 

A menudo esto indica un odio escondido. 

La amargura representa algo que usted guarda en contra de alguien y no libera a esa persona por medio del perdón. 

Usted se hiere más que la persona contra la que usted siente amargura. 

Cuando usted se aferra a esa amargura, ésta llega hasta la misma fuente de su vida y la seca. 

Esto no sólo le afectará espiritualmente, sino también le marchitará mental, social y físicamente. 

Es como un cáncer. 

Debemos reservar nuestro odio solamente para el diablo.

¿EN QUÉ AFECTA LA AMARGURA A SU VIDA DE ORACIÓN? 

La Biblia dice, 
"Si en mi corazón hubiese yo mirado a la iniquidad, el Señor no me habría escuchado" (Salmos 66:18).

LA AMARGURA LLEGA HASTA LA MISMA FUENTE DE SU VIDA Y LA SECA. 

La amargura es iniquidad. 

Dios odia la iniquidad más que al pecado, si se puede hacer la distinción entre ambos.

La iniquidad es un tipo especial de pecado. 

La palabra hebrea para iniquidad es avon. 

Esto quiere decir perversidad o vileza moral. 

Cualquier rebelión contra Dios es considerada pecado. 

Sin embargo, la iniquidad es un tipo de pecado envilecido que Dios odia expresamente. 

Leemos en Hebreos 1:9, 

"has amado la justicia y aborrecido la iniquidad," (LBLA). 

En este versículo, la palabra griega para "iniquidad" es anomia, que quiere decir rebeldía u ofensa contra la ley.

La iniquidad es un pecado oculto-no en el sentido de que usted lo comete en otro lugar, sino en el sentido de que es algo que usted no puede ver, tal como los celos. 

Por ejemplo, la iniquidad se da cuando usted sonríe a alguien, pero realmente siente envidia de lo que esa persona tiene.

O cuando usted abraza a alguien durante el servicio y le dice, "Dios le bendiga", pero realmente usted detesta a esa persona. 

Eso es iniquidad. 

Dios dice odiar este tipo de pecado más que cualquier otro. 

Por lo tanto, Él dice que si nosotros voluntariamente guardamos tales cosas en nuestro corazón, no importa cuánto tiempo oremos; 

Él no nos escuchará.

La amargura es un pecado horroroso y peligroso. 

"Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios;

Que brotando alguna raíz de amargura, os estorbe, y por ella muchos sean contaminados" 
(Hebreos 12:15). 

Para guardarnos de este pecado y que nuestras oraciones no sean impedidas, debemos mantener corazones transparentes y puros ante Dios y el hombre. 

"Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia. 

Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo" 
(Efesios 4:31-32).

8. FALTA DE PERDÓN

Al igual que la amargura, la falta de perdón impedirá que nuestras oraciones sean contestadas bloqueando nuestra relación con Dios y con los demás. 

Marcos 11:25 dice, 

"Y cuando estéis orando, perdonad, si tenéis algo contra alguno, para que también vuestro Padre que está en los cielos os perdone a vosotros vuestras ofensas".

La falta de perdón puede llegar a ser una presencia subyacente en nuestras vidas, aun cuando no nos damos cuenta que estamos albergándola en nuestros corazones.

¿HA PERDONADO USTED A SU EX ESPOSA, EX ESPOSO, NOVIO, O QUIENQUIERA QUE LE ENOJA CADA VEZ QUE USTED PIENSA EN ÉL?

¿QUÉ DE UN MIEMBRO DE LA IGLESIA QUE LE HIRIÓ O UN AMIGO QUE LE DEBE DINERO? 

¿Qué del compañero de trabajo que le hizo daño-alguien con quien usted todavía está molesto después de tres semanas, seis meses o incluso diez años?

Estas cosas pueden bloquear su vida de oración porque usted está nutriendo al espíritu de falta de perdón. 

La Biblia dice
“Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo, tu deis lugar al diablo" (Efesios 4:26-27). 

La falta de perdón no refleja el carácter de Cristo y demuestra ingratitud por el vasto perdón que Dios le ha extendido a usted. 

En Mateo 18:23-35, Jesús dejó muy claro este punto con la parábola del Siervo que no perdonó. 

Si quiere que Dios escuche sus oraciones, usted debe resolver los asuntos de falta de perdón en su vida.

9. RELACIONES FAMILIARES ROTAS

Las relaciones rotas en el hogar, entre un esposo y su esposa, por ejemplo, entorpecerán nuestras oraciones.

Primera de Pedro 3:7 dice, 

"Vosotros, maridos, igualmente, vivid con ellas sabiamente, dando honor a la mujer como a vaso más frágil, y como a coherederas de la gracia de la vida, para que vuestras oraciones no tengan estorbo". 

Lo que Pedro estaba diciendo es, "esposos, vivan con sus esposas con entendimiento y no permitan que haya antipatía entre ustedes para que sus oraciones no sean entorpecidas".

Aunque él se dirigía específicamente a los esposos, el mismo principio aplica a las relaciones entre los demás miembros de la familia, ya que la ley de la falta de perdón se aplica a todos. 

Como creyentes, el Espíritu de Dios habita en nosotros. 

Por lo tanto, debemos demostrar la naturaleza de Dios los unos para con los otros. 

Salmos 103:8 nos dice 

"Misericordioso y clemente es Jehová; lento para la ira, y grande en misericordia. 

No contenderá para siempre, ni para siempre guardará el enojo. 

No ha hecho con nosotros conforme a nuestras iniquidades, ni nos ha pagado conforme a nuestros pecados". 

Si no demostramos el amor, la compasión, el perdón y la gracia de Dios a los demás, estaríamos representando mal a Dios. 

¿Cómo entonces podríamos pedirle que cumpla Sus propósitos contestando nuestras oraciones cuando nosotros violamos esos mismos principios por la manera en que tratamos a los demás?

Mateo 5:23-24 dice, 

“Por tanto, si traes tu ofrenda al altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda delante del altar, y anda, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda.

Si en su hogar hay relaciones rotas o hay heridas;

 Dios, de hecho le dice, "no vengas a la iglesia a orar. 

Quédate en casa reconcíliate antes de venir". 

Si usted trata de adorar y alabar ignorando el hecho de que sus relaciones están tensas o en enemistad, usted terminará perdiendo el tiempo ante Dios.

Arregle esas relaciones y luego vaya a orar y adorar. 

De igual manera si usted asiste a un servicio de adoración o a una reunión de oración y Dios le muestra una relación que debe ser enmendada, ríndase al toque del Espíritu y enmiende las cosas tan pronto como pueda. 

"Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres" 
(Romanos 12:17-18).

10. ÍDOLOS

"Hijo de hombre, estos hombres han puesto sus ídolos en su corazón, y han establecido el tropiezo de su maldad delante de su rostro. 

¿Acaso he de ser yo en modo alguno consultado por ellos?" 
(Ezequiel 14:3, el énfasis fue añadido).

En este lúcido versículo Dios está diciendo, "Yo no contestaré tus oraciones si buscas ídolos". 

Aquí Él no está hablando de estatuas, sino que se está refiriendo a los ídolos del corazón.

Debemos tener cuidado de no poner ídolos en nuestras vidas, aunque sean muy sutiles.

La televisión por cable puede ser un ídolo. 

Su carro puede ser un ídolo. 

La ropa puede ser un ídolo. 

Su esposa e hijos pueden ser ídolos. 

Un novio o una novia pueden ser un ídolo.

Su reputación puede ser un ídolo. 

Un ídolo es todo aquello que tiene más alta prioridad que Dios.

El desplazamiento de Dios de Su legítima posición en nuestras vidas puede llegar gradualmente. 

Eso puede ocurrir sin que nos demos cuenta. 

Por eso debemos examinar nuestras vidas y establecer lo que es más importante para nosotros, cuáles son nuestras prioridades y cómo empleamos nuestro tiempo. 

Dios merece nuestro amor, respeto y devoción. 

"Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas" 
(Deuteronomio 6: 5).

11. MEZQUINDAD

Finalmente, un corazón poco generoso puede entorpecer nuestras oraciones. 

Proverbios 21:13 dice, 

"El que cierra su oído al clamor del pobre, también él clamará, y no será oído".

Dios nos está diciendo que si somos mezquinos, eso impedirá que nuestras oraciones sean escuchadas. 

¿Cómo podemos pedirle a Dios que supla nuestras necesidades cuando no nos preocupamos por las necesidades de los menos afortunados?

No obstante, si somos compasivos y generosos, si somos dadivosos, podemos estar seguros de que nuestras oraciones serán contestadas. 

"El alma generosa será prosperada; y el que saciare, él también será saciado" 
(Proverbios 11:25).

"El ojo misericordioso será bendito, porque dio de su pan al indigente" 
(Proverbios 22:9).

Además, cuando somos generosos con Dios, Él promete que nos bendecirá abundantemente:

Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; 

Y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde 
(Malaquías 3:10).

DESHÁGASE DE SUS IMPEDIMENTOS

Hebreos 12:1 dice: 

"Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante". 

Determinemos, por medio de la gracia, remover todos los impedimentos de nuestras vidas para que vivamos en armonía con Dios y los demás, y para que nuestras oraciones sean confiadas y eficaces.

OREMOS JUNTOS

Padre celestial:

Como dice Tu Palabra, sentimos carga por las cosas que nos entorpecen espiritual y emocionalmente, también nos vemos envueltos en el pecado fácilmente.

Estos estorbos nos imposibilitan establecer una relación gozosa e inquebrantable contigo, con nuestras familias, amigos, compañeros de trabajo y demás personas. 

Te pedimos que nos permitas tener un verdadero entendimiento de quiénes somos en Tu Hijo, Jesucristo. 

Ayúdanos a deshacernos cada uno de los impedimentos en nuestras vidas para que así podamos vivir libremente como Tus hijos, y, para que podamos orar en armonía con Tu voluntad y Tus propósitos para el mundo. 

Te pedimos esto en el nombre de Jesús, quien es nuestro Cargador-quien llevó nuestros pecados y dolores, quien nos ha sanado por medio de Sus heridas y cuyo sufrimiento nos trajo paz contigo 
(Isaías 53:4-5). 

Amén.
PONIENDO EN PRÁCTICA LA ORACIÓN

Pregúntese usted mismo:

• ¿Hay algo en mi vida que me impide tener una conciencia limpia y una comunión inquebrantable con Dios?

• ¿He confesado mis pecados delante de Dios y he pedido Su perdón?

• ¿He aceptado el perdón de Dios? ¿ü todavía guardo los pecados y la culpabilidad del pasado?

• ¿He reconocido que soy hijo de Dios? 

¿He pensado acerca de lo que realmente significa mi relación con Dios?

• ¿Cuáles son mis motivos para orar?

• ¿Estoy albergando amargura y falta de perdón contra alguien?

PASOS DE ACCIÓN:

• Si usted halla que está comenzando a dudar después de haber orado, concienzudamente reemplace esas dudas con lo que la Palabra de Dios dice sobre su situación.

• Si hay relaciones en su vida que deben ser enmendadas, pídale a Dios que le ayude a deshacerse de su amargura. 

Esta semana, tome un paso para reparar una de esas relaciones perdonando a alguien y pidiéndole su perdón.

• Enumere cualquier cosa que usted crea que esté colocando antes que a Dios en su vida; 

Cosas tales como dinero, relación o carrera. 

Esta semana, ofrézcalas a Dios y comience a renovar su amor y compromiso con Él, empleando más tiempo en adoración y reconociendo la paternidad y soberanía de Dios en su vida.

Texto extraído del libro:

Entendiendo el Poder y el Propósito de la Oración

Dr. Myles Munroe

¿QUIERES QUE JESÚS TE AYUDE DE HOY EN ADELANTE?

Repite esta oración en voz alta:

"PADRE CELESTIAL: 

Yo reconozco que soy un pecador, y que mi pecado me separa de ti. 

Hoy creo con mi corazón y confieso con mi boca que Jesús es el Hijo de Dios, 

Que Él murió por mí en la cruz, y que Dios el Padre lo resucitó de entre los muertos. 


Te pido perdón y me arrepiento de todos mis pecados. (Nómbralos). 


Renuncio a todo pacto con el mundo, con la carne y con el diablo, 

Y hago un pacto nuevo contigo Jesús, 
Para amarte y servirte cada día de mi vida. 


Jesús, entra a mi corazón y cambia mi vida. 


Si hoy muriera, al abrir mis ojos, sé que estaré en tus brazos. 

¡AMÉN!

(El decir Jesucristo es tu Señor significa que tú ahora estás haciendo a Jesús el amo o dueño de tu vida) 


Ahora lee tu Biblia diariamente y obedece lo que lees. 


¿QUÉ DEBES LEER? 


Sugerimos que comiences con el libro de “San Juan” Y después lee el libro de “Romanos.” 


Lo que sea que decidas leer, asegúrate de leer todos los días.

¡DIOS NUNCA TE ABANDONARÁ!

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