LA LIBERACIÓN ES EL PAN DE LOS HIJOS
CAPITULO 8 LA LIBERACIÓN ES EL PAN DE LOS HIJOS Una mujer cananea vino desesperada a pedir liberación para su hija que estaba siendo atormentada por un demonio. Como era filistea, es decir gentil, no estaba incluida en el pacto de Dios dado a los hijos de Israel. Ella le salió al encuentro a Jesús como si fuese israelita y usó palabras y términos de pacto que a ella no le pertenecían, hablándole de esta manera: "Señor, hijo de David, ten misericordia de mí". Pero Jesús no le respondió palabra alguna. Los discípulos le pedían con insistencia que la despidiera, más Jesús con mucha calma dijo dos cosas importantes: "No soy enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel". Él se estaba refiriendo al pueblo de Israel, que era el único que tenía pacto con Dios. Sólo los israelitas poseían los derechos legales junto con las bendiciones del pacto, tales como: Salud, liberación, salvación, protección y provisión
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